viernes 29 marzo 2024
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‘Mama de Día’, niños felices también en Marratxí

“Cuando estudiaba Educación Social oí hablar mucho del intrusismo laboral, cosa que con el tiempo he comprendido. Cuando alguien me pregunta a qué me dedico y digo que ‘soy Mamá de Día’ me sorprende que me respondan ‘¡Anda, canguro!’. Pues no. Una Mamá de Día debe tener una titulación relacionada con la educación. Que creamos que el juego es una herramienta fantástica para aprender no significa que nuestra actividad lo sea. Las Mamás de Día, además de tener estos estudios, nos hemos formado en primeros auxilios, adaptamos nuestras casas para recibir a los niños, organizamos actividades (porque no hacer fichas no es sinónimo de no hacer nada; es más, nos pasamos el día haciendo cosas con los niños) e incluso tenemos el carné de manipulación de alimentos. Yo misma soy titulada en Técnico en Educación Infantil (FP superior) y Grado en Educación Social (carrera universitaria)”.

Maria Rosa Porcell es Mamá de Día en Marratxí. Además de ser una enamorada de los niños, se convirtió en mamá de día y de noche el 2 de mayo de 2013, cuando nació el pequeño Ernest. “Primero intenté estudiar Filología, pero pasados unos años me dí cuenta de que mi instinto seguía diciéndome que tenía que dedicarme a los niños porque era mi pasión. Así que con 33 años me puse a estudiar Técnico en Educación Infantil. Antes de acabar los estudios conseguí trabajo en una Escoleta (donde hice las prácticas) y estuve allí cuatro años, hasta que decidí parar para ser madre. Durante ese mismo periodo quise seguir estudiando. En realidad quería hacer magisterio, pero en la UNED no ofrecen la carrera así que me aventuré en el Grado de Educación Social. Ahora disfruto de la maternidad y quiero compartirla”, dice Maria Rosa.

Sentimientos encontrados

“Un día me puse a pensar en el momento de dejar a mi hijo con otra persona para irme a cuidar de otros niños. Me dolía el alma, por mí y por todas las madres que también temen dejar a su hijo en un centro con una docena de niños más. Hay que darles educación a los niños, pero la escolarización en un centro no es obligatoria hasta los seis años. De 0 a 3 son demasiado pequeños, necesitan muchos estímulos y gran atención. Entonces una amiga me propuso ser ‘Mamá de Día’ y me encantó la idea; así puedo atender a mi hijo y ofrecer también el mismo amor y la misma atención a otros niños, para tranquilidad de otras mamás”.

“Es cierto que la actividad de Mamá de día sólo está regulada en Navarra y País Vasco pero en el resto de las comunidades la actividad está declarada, precisa licencia, se paga Seguridad Social y es obligatorio un seguro de responsabilidad civil. Por tanto somos profesionales preparadas. En Mallorca hay 17 Mamás de Día y estamos coordinadas por Laura Frau, además Unitiva me ha ayudado mucho a la hora de poner en marcha el proyecto”, dice. El objetivo es crear un ambiente familiar y hogareño junto a una atención personalizada de los niños, de manera que vivan una experiencia cálida y afectiva, favoreciendo así su desarrollo físico, emocional e intelectual adecuado a los ritmos y las necesidades de cada niño.

Vida natural

En el hogar de una Mamá de Día se deja que sean los niños quienes creen sus propias actividades, sin estandarizar sus tareas. “Aún no van al ‘cole’ ni hacen fichas, son pequeños, curiosos, y se desarrollan a su ritmo, respetando sus momentos. Aprenden las formas y los colores en el huerto, con los frutales y las flores. Pueden ensuciarse, las témperas las hacemos con harina y colorante alimentario, los rotuladores se quitan con agua. No hay horarios fijos, se respetan los de los niños, las comidas son caseras y elaboradas a diario, todo es natural y no se les obliga a ingerir, no son gansos. Los niños comen cuando tienen hambre y duermen cuando tienen sueño, aunque se respetan las indicaciones de los padres y, por supuesto, las alergias y las necesidades concretas de cada peque. No hay problema con los pañales de tela, nosotros también los usamos, las mamás pueden dejar su leche materna para biberones y papillas, se usan mucho los brazos y los abrazos y no funcionamos por castigos ni premios, lo que no significa que no haya normas…”

Naranjas, peras, manzanas, higos…

Un placer por las mañanas coger del árbol las naranjas para hacer un zumo rico. Y las peras de la merienda, o los tomates para la ensalada, y las judías del almuerzo o los calabacines para la crema. Todo el huerto, los frutales, a disposición. En cada temporada se tendrán en cuenta las frutas y verduras del tiempo para elaborar el menú.

“Los lunes y miércoles amasamos pan integral y no es necesario encender el horno, pues dispongo de otro electrodoméstico apto para hornear y asar. Los platos se completan con verduras, hidratos de carbono o ensalada para aportar todos los nutrientes (proteínas, verduras, hidratos y grasas saludables). En la medida de lo posible y en función de la edad, los niños ayudan en la preparación de algunos alimentos (pelar plátanos, amasar, restregar tomate, poner aceite, triturar con las manos…)”, cuenta.

A la hora de comer se aprenden diferentes texturas, “se ofrece al peque todo lo que hay para comer para que elija qué y cuánto quiere comer, y puede manipular con las manos. Si muestra interés en utilizar los cubiertos se le muestra cómo hacerlo. Además el menú puede ser modificado para incluir ingredientes nuevos como quínoa, trigo sarraceno, cous-cous, pasta, arroz…”

Una casa ‘a prueba de niños’

“En casa el comedor y la cocina están en una misma sala. Todos los cajones, electrodomésticos y puertas de los muebles y armarios tienen algún dispositivo de protección para que no se puedan abrir o para que se cierren lentamente. Para evitar que los niños se puedan quemar con el horno, sólo se pone en marcha si hacemos algún taller con los padres. De todos modos tiene una protección para que no puedan abrirlo y el cristal no desprende calor. La cocina, los fogones, están dotados de un detector que hace que se pare la emisión de gas en el caso de que no haya llama. Aunque para poder dedicarles más tiempo, la comida se prepara la noche anterior”.

Algunos cajones y armarios sí están a disposición de la curiosidad de los niños, cajones con trapos, coladores, ollas, tapas de las ollas… Las puertas de los muebles son muy ligeras por lo que resulta muy difícil que se puedan lesionar los dedos o las manos. Y todos los juguetes están a mano, igual que el colchón donde en cualquier momento se pueden tumbar a descansar. En el exterior, el porche está cerrado, así podemos salir también los días de viento o lluvia para al menos poder ver cómo se mueven los árboles, escuchar el sonido de la lluvia, oler la tierra mojada… Más allá hay un espacio donde poder correr con los triciclos o corre pasillos (motos) o jugar con las pelotas.

“Después están la tierra y los árboles y, en verano y si los padres están de acuerdo, hay una mini piscina para refrescarnos. Además hay mangueras y un barreño donde jugar con el agua. Vivimos en una zona donde no hay ningún problema de aparcamiento; es más, casi no hay circulación, pero en el caso de que fuera necesario también se puede entrar el coche en casa”, dice Maria Rosa.

Todo un mundo nuevo

“El juego libre y simbólico es nuestra actividad principal, jugar con los charcos (si tenemos botas), ver como mudan los árboles, descubrir algún gusanito o mariquitas, ya que nuestros árboles no están tratados con ningún producto químico, descubrir los distintos colores que nos ofrece la naturaleza… Ya que tenemos árboles de morera, si conseguimos gusanos de seda veremos todo su proceso, además de cuidarlos, claro. Y si nos apetece, hacemos un pastel de moras… mmmmm… También manipulamos algún que otro alimento, hacemos masas, pintamos, contamos cuentos… Cantar también es una de nuestras actividades. y en su época, sembrar tomates, pimientos, calabacines, berenjenas, coles… para comérnoslo después. Según la temporada, la siembra”, cuenta.

Para resultar más accesible, los precios como Mamá de Día son los mismos que las Escoletas Infantiles del municipio de Marratxí para los no residentes. “Por eso es muy necesario que las instituciones bequen a estos niños igual que lo hacen con los de las Escoletas”, asegura María Rosa.

[colored_box color=»eg. red»]Maria Rosa Porcell

Mamá de Día
634 529 228
mamadediamarratxi@gmail.com

http://mamadediamarratxi.blogspot.com.es/

facebook
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Texto y fotos: Blanca Garau.

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