Victoria y Úrsula siguen con sus tejemanejes, pero Rafael empieza a ver gestos sospechosos mientras Mercedes se ve obligada a casarse por poderes y don Hernando hace una oferta inesperada a su hijo esta semana en ‘Valle Salvaje’.
La telenovela de época ‘Valle Salvaje’ está producida por RTVE, StudioCanal y Bambú Producciones. Es una creación de Josep Cister Rubio (La Promesa) y estrena horario a las 17,15 horas con un nuevo cambio en las tardes de La1.
Ambientada en 1763, sigue la historia de Adriana Salcedo de la Cruz, una joven de la Villa de Madrid que, tras la muerte de su padre.
Arrancó su emisión de manera tímida, pero poco a poco ha ido atrayendo la atención de los espectadores y afianzándose en las tardes de La1 como una de las ofertas más seguidas junto a ‘La Promesa’.
Capítulo 188 | Lunes 16 de junio
Eva pide a Francisco que hable con sus padre para que abandone su interés en Isabel.
José Luis impone un severo castigo a los amantes con el fin de separarles para siempre y degrada a Bernardo al puesto de un jornalero raso.

Rafael se muestra molesto con Úrsula por haber contado que se habían prometido. Ella se disculpa aclarando que pidió a su tía que fuera discreta y él le replica que no puede solicitar algo así cuando ella no lo ha sido.

Victoria manifiesta su preocupación por don Hernando ya que teme que el mal que padece Raimunda sea contagioso. Por ello, ordena al servicio que solo entren en la habitación para darle comida o cambiarle el orinal. Matilde no acepta ese trato porque entiende que condena a Raimunda a morir sola y abandonada.
Mientras, Bárbara se encuentra inmersa en un mar de dudas respecto al futuro de Pedrito. Debe dar una respuesta a Don Hernando. Leonardo le pide que rechace la oferta porque es un caramelo envenenado.

Adriana vive un auténtico tormento tras el compromiso de su amado Rafael con su odiosa prima prima Úrsula. Victoria, por su parte, pide a Úrsula que no se confíe y ate en corto a Rafael para que no se le escape entre los dedos.

Capítulo 189 | Martes 17 de junio
Acorralada por las decisiones ajenas y las sombras del poder, Mercedes se ve obligada a ceder ante el duque. Casarse por poderes no solo significa su rendición formal, sino también presenciar la quiebra emocional de Bernardo, que se desmorona frente a una realidad imposible de revertir. Aun así, en medio del desconsuelo, Mercedes extiende la mano a su mayor antagonista: llega a un pacto con Victoria, naciendo entre ambas una alianza inesperada.
Bernardo, por su parte, busca redención. Movido por el remordimiento, apela a la conciencia de José Luis y le promete algo que le duele en el alma: no volver a acercarse a Mercedes. Un sacrificio que, quizás, le permita recuperar algo de dignidad.

En un nuevo giro, Bárbara confiesa a Leonardo que ha cambiado de opinión respecto a Pedrito. Pero su nueva determinación se ve pronto amenazada: don Hernando, decidido a llevarse al niño, plantea un trato cruel a su propio hijo y la moneda de cambio no es otra que Bárbara. El juego de poder ha alcanzado un nuevo y peligroso nivel.
Mientras tanto, Matilde intenta consolar a un Atanasio abatido, que no deja de culparse por el delicado estado de su madre. En otro rincón, Adriana, desgarrada por el dolor y la traición, encuentra una vez más a Pedrito, que con su inocencia y ternura logra arrancarle una emoción que creía ya perdida.
Francisco, cada vez más seguro de sí, deslumbra a Irene no solo con su sensibilidad, sino también con su sorprendente erudición artística. Al mismo tiempo, Isabel sitúa a Amadeo en una situación comprometedora; él, atrapado entre la verdad y la lealtad, elige mentir para proteger a su hijo.

La tensión también se traslada al seno del clan de los Luján. Tras quedar expuesta ante don Hernando, Victoria se enfrenta con dureza a Bárbara y logra convencer a José Luis de que actúe: debe llamar al médico para que atienda de inmediato a una Raimunda cada vez más débil.
Adriana, incapaz de contener el dolor, encara a Julio en un amargo y revelador cara a cara. Poco después, sus reproches caen sobre Rafael, al que acusa sin piedad de haberla traicionado cuando más lo necesitaba.
Capítulo 190 | Miércoles 18 de junio

Atanasio sufre al ver cómo la vida de su madre se apaga, pero es gracias a un gesto del duque que sus temores desaparecen.

Hernando está convencido de haber ganado una partida clave: cree que su hijo finalmente ha aceptado aliarse con él. Sin embargo, la ilusión se desvanece tan rápido como llegó. Para su consternación, descubre que Bárbara, firme y decidida, no piensa permitir que su hermano abandone la familia, y cuenta con el respaldo incondicional de Leonardo. La traición, a los ojos de Hernando, es doble.
El escándalo estalla cuando Francisco, con el rostro en alto y sin un ápice de arrepentimiento, reconoce ante su padre que fue él quien escribió el poema dirigido a Irene. Una declaración que reordena silenciosamente las piezas del tablero familiar.
Mientras tanto, la salud de Raimunda parece pender de un hilo. El ambiente se impregna de resignación… hasta que un nuevo actor irrumpe en escena: el médico enviado por el duque. Su intervención marca un giro inesperado, al tiempo que Atanasio, tras una conversación reveladora con José Luis, empieza a entrever que tal vez —solo tal vez— hay una chispa de bondad en aquel hombre que creía conocer.
Adriana, vulnerable tras los últimos golpes, busca apoyo en Julio. Pero es Mercedes quien logra calmar su agitación. Su cercanía, sin embargo, no pasa desapercibida: Victoria, atenta y observadora, vuelve a confiar sus sospechas al duque, tejiendo con él una red de preguntas sin respuesta.

En otro rincón de la casa, un nuevo choque entre Adriana y Úrsula es interrumpido por Rafael. Lo que presencia le deja una inquietud latente: ¿y si Adriana tiene razón? ¿Y si Úrsula no es quien aparenta? Pero Julio, siempre oportuno, logra calmar sus dudas… aunque solo por un momento.
Porque cuando Julio se queda a solas, la verdad asoma en la penumbra: fue él quien hizo desaparecer aquella carta que Adriana había llegado a tener en sus manos. El secreto sigue intacto… por ahora.
Capítulo 191 | Jueves 19 de junio
Victoria lanza su revelación a Úrsula dándole nueva munición: Rafael es el custodio de la herencia que su difunto padre dejó a Pedrito. Úrsula, con su habitual veneno disfrazado de candor, se lo comenta a Bárbara. Ésta, experta en el arte del disimulo, mantiene la compostura ante su prima, pero al quedarse a solas, el impacto es evidente. El mundo se le tambalea bajo los pies.
Mientras tanto, la desconfianza de Victoria no descansa. Sospecha que Bernardo y Mercedes esconden algo, una intención más allá de lo permitido. Pero José Luis, firme y con el peso de su apellido, le exige que deje de hurgar y que se concentre en lo que de verdad importa: el inminente enlace. Aun así, la Salcedo, fiel a su instinto, pone a Isabel como sombra de la pareja. Y no se equivoca.

Porque sí, Mercedes y Bernardo han decidido sellar su amor en secreto. En un rincón del Valle, lejos de los ojos que juzgan, Bernardo trae al sacerdote Julián. El plan está en marcha. Solo necesitan dos testigos: Adriana será el alma firme de Mercedes; Rafael, el reflejo leal de Bernardo. En los preparativos íntimos, ambos testigos no pueden evitar ver su reflejo en los novios: dos almas divididas, intentando sobrevivir a las tempestades del apellido y el deber.

En paralelo, don Hernando, cada vez más ausente del presente y anclado en sus propias batallas, ordena a José Luis que se encargue del tratamiento de Raimunda, cuya salud empeora con cada día que pasa. La situación abruma a Luisa, que no puede con todo, y Isabel, con la frialdad de quien ha mandado toda la vida, ordena a Eva que asuma el control de las dos cocinas. El caos se agita bajo la superficie. La casa es una olla a presión.

José Luis le ruega a Julio que no parta hacia Francia con Adriana al menos no hasta que Rafael y Úrsula se hayan casado. Pero lo que José Luis no sabe es que el destino rara vez obedece a las agendas de los hombres. Mucho menos cuando las pasiones, los secretos y la verdad ya han empezado a cobrar su precio.

Capítulo 192 | Viernes 20 de junio
En medio del silencio cómplice de una noche tensa, Rafael y Adriana aceptan lo que pocos se atreverían: ser testigos del amor prohibido entre Mercedes y Bernardo. Al hacerlo, sellan algo más que un compromiso ajeno; despiertan una verdad dormida entre ellos. Adriana, con los ojos cargados de nostalgia, le confiesa a Rafael que Ojalá ellos hubieran tenido el valor de Mercedes y Bernardo.

Mientras tanto, la tensión se dispara en las entrañas del Valle. Eva e Isabel protagonizan un nuevo choque. Las palabras suben de tono. Ya no se trata solo de jerarquías, sino de secretos. De poder. De orgullo.

Lejos de allí, Amadeo se atreve a derribar su última muralla. Mira a su hermana a los ojos y le confiesa lo que llevaba tiempo enterrando: Se ha enamorado de Isabel.

En otro rincón, Bárbara descarga toda su ira contra Adriana. Le recrimina haber entregado a Rafael el poder sobre la herencia de Pedrito. Le acusa de ingenua, de traidora, de cederle a su prometido un poder que no le correspondía. Adriana guarda silencio, pero no agacha la cabeza.
Úrsula, cada vez más incómoda, también busca respuestas. Enfrenta a Rafael y le exige explicaciones. Él le resta importancia, lo trata como un trámite sin peso. Pero Úrsula no le cree. Ve cómo Rafael y Adriana se miran. Cómo no se hablan, pero se entienden. La sospecha se convierte en amenaza. En una nueva discusión, Úrsula marca su territorio con uñas afiladas.

Mientras todo arde dentro del palacio, don Hernando lo contempla desde la distancia. Declara, con frialdad, que ni el Valle ni Pedrito tienen lugar allí. Ya ha tomado una decisión. Pero Irene, sagaz y determinada, descubre la propuesta que ha hecho.

A pesar de las malas noticias, un pequeño milagro: Raimunda mejora. Contra todo pronóstico, es José Luis quien sufraga su tratamiento. Nadie entiende por qué. Nadie salvo Raimunda, que le ruega a Atanasio que no abandone su plan de robar al duque cuanto pueda.

Y cuando parece que el secreto de Mercedes y Bernardo está a salvo, Isabel tropieza con algo en la habitación de Mercedes. Un objeto. Un indicio. Una prueba que deja claro que se avecina una boda clandestina. Isabel sonríe con frialdad. Ahora sabe lo que tiene que hacer. El juego ha cambiado. Y todos están ya demasiado dentro para retroceder. Decide ir con las pruebas a Victoria y le desvela sus sospechas mostrándole las alianzas.

Guía para no perderse en ‘Valle Salvaje’
La1 ha estrenado esta semana ‘Valle Salvaje’, nuevo serial de época para sus tardes. Descubre todos los personajes de la historia.
REPARTO DE ‘VALLE SALVAJE’
Rocío Suárez de Puga (Adriana Salcedo de la Cruz y Millán), Marco Pernas (Rafael Gálvez de Aguirre), José Manuel Seda (José Luis Gálvez de Aguirre, duque de Valle Salvaje), Nacho Olaizola (Julio Gálvez de Aguirre), Mateo Jalón (Alejo Gálvez de Aguirre), Sabela Arán (Victoria Salcedo de la Cruz y Millán), Marina Sabadell (Irene Gálvez de Aguirre), Emma Guilera (Bárbara Salcedo de la Cruz y Millán), Iván Renedo (Pedrito Salcedo de la Cruz y Millán), Mari Paz Sayago (Isabel), María Redondo (Matilde), Miren Arrieta (Mercedes), Toni Salgado (Bernardo, antiguo Duque de Miramar), Alejandro Bordanove (Atanasio), Julen Katsi (Leonardo de Guzmán), Cristina Abad (Úrsula), Chiqui Fernández (Eva), César Maroto (Amadeo), Rafa Álamos (Francisco), Inma Sancho (Raimunda), Óscar Rabadán (Hernando de Guzmán) y Loren Mairena (Luisa).
Han participado Manuela Velasco (Pilara), Chechu Salgado (Gaspar), Fernando Albizu (Antonio), Tomás del Estal (Evaristo), Elena Rossi (Juana), Fernando Corral (Domingo), Armand Villén (Galeno Hernández), Xavi ‘Jabato’ López (Sol), Josh Climent (Eustaquio), Eugenio Barona (Capitán Toribio de la Vega), Claudia Oslé (María) y Pepe Pérez (sacerdote).











