Conseguir un lugar en el que vivir en Baleares se convierte en una aventura muy complicada y una competición.
La crisis del alquiler se intensifica en Baleares. Palma encabeza el ranking nacional de presión por habitación en alquiler, con una media de 65 contactos por cada anuncio publicado, según datos del portal idealista correspondientes al segundo trimestre de 2024.
Frente a la media estatal, situada en 22 personas interesadas por cada habitación, Palma casi triplica la cifra, superando incluso a otras grandes urbes tensionadas como San Sebastián (62 contactos), Tarragona (46) o Vitoria (39).
Alquilar una habitación, una odisea en las islas
Mientras los precios del alquiler siguen tensionando el acceso a vivienda completa, el mercado de habitaciones se ha convertido en el refugio de miles de personas que no pueden permitirse pagar un piso entero. En este contexto, la alta demanda ha convertido cada habitación disponible en una carrera contrarreloj, especialmente en Palma, donde la presión demográfica, el parque limitado y el auge del alquiler turístico agravan la situación.
Aunque la oferta de habitaciones ha crecido un 24 por ciento en el último año, eso no ha sido suficiente para equilibrar un mercado desbordado. Baleares, y Palma en particular, continúan registrando cifras récord de competencia, lo que obliga a muchas personas a aceptar condiciones precarias, compartir espacios reducidos o alargar su búsqueda durante semanas.
¿Por qué Palma está al límite?
Varios factores explican este fenómeno:
- Falta de vivienda asequible: la oferta residencial no se ajusta a la demanda real.
- Impacto del turismo: gran parte del parque de pisos se destina a usos turísticos, reduciendo la disponibilidad residencial.
- Presión migratoria interna: el traslado de trabajadores a las islas por razones laborales dispara la necesidad urgente de alojamiento temporal.
- Estudiantes y jóvenes profesionales: el acceso a la vivienda para menores de 35 años sigue siendo casi inaccesible en solitario.
Crisis habitacional
Pese a todo, Palma ha experimentado una caída del 28 por ciento en la competencia por habitación respecto al mismo periodo del año anterior. Es un descenso importante, compartido con Barcelona y Valencia, pero sigue situándose muy por encima del resto del país, reflejando un mercado que, aunque fluctúa, sigue lejos del equilibrio.
En contraposición, ciudades como Córdoba, Salamanca o Castellón de la Plana registran apenas 9 interesados por habitación. También destacan Melilla, Cuenca, Ceuta o Soria, donde la presión es mínima.
Baleares: foco rojo en el mapa del alquiler
Los datos de idealista confirman lo que muchos ya perciben en el día a día: Baleares —y Palma en particular— se han convertido en uno de los territorios más difíciles para acceder a una vivienda, incluso en régimen compartido. Este entorno hiperdemandado dificulta la estabilidad habitacional, precariza las condiciones de vida y agudiza las desigualdades sociales.











