La Policía Nacional ha cazado a un hombre español al que acusa de 12 delitos de robo.
La Policía Nacional ha detenido a un hombre, de origen español, acusado de protagonizar una cadena de robos con fuerza en trasteros del barrio de Pere Garau. Doce asaltos en apenas dos días, un rastro silencioso y un modus operandi calculado que había puesto en alerta a decenas de vecinos.
La historia arranca a finales de octubre. El Grupo de Investigación Centro detectó un patrón. Los trasteros de una misma finca, con accesos desde distintas calles, aparecían con cerraduras fracturadas y objetos desaparecidos. No era una casualidad, era un estilo: entrar como sombra al aparcamiento, forzar uno a uno los candados y salir sin dejar huella.
Botín pequeño, impacto enorme
El ladrón no buscaba fortunas. Entre lo robado había unas gafas de sol, tres bolsos de marca valorados en 1.000 euros y una caja de cuchillos. Sin embargo, el alcance emocional entre las víctimas fue mayor: inseguridad, miedo y la sensación de tener al intruso demasiado cerca.
Los agentes comenzaron a cruzar datos, denuncias y hábitos. El perfil del sospechoso empezó a dibujarse. No era nuevo en este tipo de delitos. Acumulaba antecedentes y su técnica coincidía con actuaciones del pasado. Así, tras varias pesquisas, los investigadores confirmaron su autoría en 12 robos con fuerza.
Más robos bajo la lupa
El cerco se estrechó aún más. Los agentes lo relacionaron con otros dos robos en otra finca cercana. En ese caso, el botín fue superior: dos bicicletas y accesorios de ciclismo, valorado todo ello en más de 3.500 euros. El asaltante parecía moverse con soltura entre los garajes y pasillos del barrio, aprovechando espacios comunes como si fueran su propia salida de emergencia.
El viernes, finalmente, cayó. Fue detenido como presunto responsable de los 12 robos confirmados. La investigación continúa para cerrar los otros dos, que elevarían a 14 el total del caso. No se descartan nuevas víctimas.
El Grupo de Investigación de la Comisaría del Distrito Centro mantiene abierta la operación. La incógnita ahora es si este ladrón actuó solo… o si alguien más conocía sus movimientos.
Mientras tanto, los vecinos de Pere Garau recuperan la calma. Tras semanas de tensión, el silencio de los trasteros vuelve a ser solo eso: silencio.











