La Policía Nacional lo acusa de un delito de extorsión. Exigía 30.000 euros bajos amenazas.
Agentes de la Policía Nacional han detenido a un hombre, de origen español, acusado de sembrar el miedo entre varias mujeres para conseguir dinero. La investigación apunta a un delito claro de extorsión: 30.000 euros exigidos bajo amenazas y un engaño muy estudiado.
El falso vínculo con una banda
Todo comenzó en un piso de Palma donde varias mujeres ofrecían servicios sexuales a cambio de dinero. Según relatan las víctimas, el hombre acudió al lugar como cliente, pero tras contratar los servicios, su actitud cambió radicalmente. Se presentó como miembro de una banda motera y aseguró que ninguna actividad podía realizarse sin autorización del “jefe” de ese grupo criminal.
La narrativa buscaba un solo efecto: terror. Una de las mujeres explicó a los agentes que el individuo la amenazó con graves represalias si no pagaban la suma exigida. Le ordenó, además, entregarle su documentación al día siguiente, un método de control que pretendía someterla y evitar cualquier denuncia.
Varios testimonios y un mismo patrón
La versión no era aislada. Otra mujer confirmó el mismo modus operandi. Según su declaración, el hombre permaneció varias horas en el piso, consumió los servicios y después se negó a pagar. Acto seguido, se tornó agresivo, repitió su supuesta vinculación con la banda y exigió 30.000 euros como “multa” para permitirles seguir trabajando. También reclamó los pasaportes de las víctimas, con el fin de tenerlas bajo control.
El rastro del miedo llevaba a un mismo nombre. Agentes de la UCRIF (Unidad contra Redes de Inmigración y Falsedades Documentales) lograron identificar al sospechoso y lo detuvieron el pasado miércoles como presunto autor de un delito de extorsión.
La detención cierra el círculo
Gracias a los testimonios y a la actuación de la UCRIF, el individuo fue localizado y puesto a disposición policial. La investigación pretende ahora aclarar si su conducta intimidatoria se había repetido en otros escenarios y si existen más víctimas que aún no han dado el paso de denunciar.
Una trama construida sobre el miedo, una banda inexistente y un supuesto “motero” que creyó tenerlo todo controlado. Esta vez, la amenaza terminó entre esposas y en manos de la justicia.











