Inca fortalece su identidad cultural con una iniciativa que pretende revitalizar una de las tradiciones más queridas de Mallorca.
La capital del Raiguer celebra un nuevo capítulo en su historia cultural con la incorporación del “Dimoni Bogiot”, un personaje que desde hoy acompañará a los Cossiers de Inca en sus actuaciones. La iniciativa, impulsada por la Associació Cultural La Revetla d’Inca, pretende revitalizar una de las tradiciones más queridas de Mallorca y abrirla a una mayor participación ciudadana.
Hasta ahora, el ball dels Cossiers —uno de los símbolos más antiguos y emblemáticos del folclore balear— solo se representaba dentro de la iglesia. Con la llegada del “Dimoni Bogiot”, esta expresión cultural se expande al espacio público, sacando la tradición a la calle y reforzando su carácter festivo.
Los Cossiers de Inca bailan en dos momentos del año: el Domingo de Resurrección, durante la Pascua, y la festividad de Santa Maria la Major, patrona de la ciudad. Será precisamente en esta última celebración cuando el “Dimoni Bogiot” haga su esperada aparición, en un entorno marcado por foguerons, dimonis y música popular, elementos que dan identidad y energía a la fiesta.

El origen de una leyenda traviesa
El nombre del nuevo personaje no es casual. “Bogiot” proviene de una antigua leyenda local que narraba cómo, en la víspera de San Pedro y San Juan, los jóvenes acudían a los huertos a robar fruta con picardía y humor. Con el tiempo, esta práctica fue prohibida, pero su espíritu rebelde quedó grabado en la memoria popular.
De esa raíz surge la esencia del Dimoni: un payés burlón, travieso y desobediente, la representación simbólica de la parte oscura y pícara de la humanidad, en contraste con la pureza, la fertilidad y el bien que encarnan los Cossiers.
Su diseño no pasa desapercibido. El “Dimoni Bogiot” luce una estética profundamente inquera, con xiulets y molduras decoradas con los cuatro colores tradicionales de los siurells de Inca. Su máscara, fiel a la tipología de los dimonis locales, no lleva cuernos, sino cresta de gallo y orejas de lobo, un guiño a la iconografía propia de la isla.
La llegada del “Dimoni Bogiot” no solo amplía el imaginario festivo de Inca, sino que refuerza el compromiso del municipio con la protección de su patrimonio inmaterial. En un contexto donde la globalización tiende a homogeneizar las expresiones culturales, esta iniciativa marca un camino inverso: recuperar lo local para fortalecer la identidad colectiva.
Desde el ámbito cultural, se considera que esta incorporación permitirá atraer a nuevas generaciones y consolidar el papel de los Cossiers como embajadores del folclore balear. Además, el valor simbólico de la figura contribuye a enriquecer el turismo cultural en la comarca del Raiguer, donde las tradiciones siguen siendo un motor social y económico.










