Sellos, historia y memoria en el Centre Parroquial de Santa Maria la Major.
Inca se prepara para revivir parte de su pasado más significativo con la XLVI Exposición Filatélica, organizada por la Associació Filatèlica d’Inca. Este año, la muestra está dedicada a conmemorar los 150 años de la llegada del tren, un acontecimiento que transformó la vida económica y social del municipio y que marcó el inicio de una nueva etapa de progreso para el corazón de Mallorca.

La exposición, abierta en el Centre Parroquial de Santa Maria la Major, ofrece un recorrido por la historia local a través de sellos, documentos, imágenes y piezas únicas relacionadas con el ferrocarril. Su horario de visita es este miércoles, de 10 a 13 horas y de 16 a 20 horas, y el Dijous Bo, de 10 a 13 y de 16 a 19 horas.
Cultura, educación y tradición
Paralelamente, el evento acoge una nueva edición del Concurso Infantil de Dibujo Bartomeu Aloy, que invita a los más pequeños a plasmar su creatividad bajo el lema “150 años de la llegada del tren a Inca”. Esta iniciativa fomenta el interés por la historia y la cultura local entre las nuevas generaciones, fortaleciendo el vínculo entre educación y patrimonio.

Con más de cuatro décadas de trayectoria, la Exposición Filatélica se ha consolidado como una cita imprescindible dentro del Dijous Bo, una de las festividades más emblemáticas de Mallorca. Año tras año, reúne a aficionados, coleccionistas y curiosos que encuentran en los sellos un reflejo de la evolución social, económica y cultural de las Islas Baleares.
Un homenaje a la historia y al progreso
La llegada del tren a Inca en el siglo XIX no solo conectó la ciudad con Palma y el resto de la isla, sino que impulsó el comercio, la industria y la movilidad de miles de mallorquines. Este aniversario, ahora reinterpretado a través del arte filatélico, recuerda cómo el ferrocarril se convirtió en un motor de modernización y desarrollo.
La muestra no solo celebra una fecha, sino que reivindica la importancia de la memoria colectiva y la conservación del patrimonio. Sellos y piezas únicas sirven como testigos silenciosos de la transformación de una ciudad que ha sabido mantener viva su identidad a lo largo del tiempo.










