Costes laborales estrangulan a bares y restaurantes en Navidad. Restauración Mallorca CAEB apunta al auge de las comidas frente a las cenas.
La restauración mallorquina encara la Navidad con prudencia. El sector prevé actividad similar a la del año pasado. Pero el contexto ha cambiado. Los costes se han disparado. Los hábitos de consumo también.
Las reservas están estables. Así lo confirma Restauración Mallorca CAEB. Las comidas de empresa se concentran en viernes y, sobre todo, al mediodía. Las reuniones familiares y de amigos se reparten a lo largo de todo diciembre. Los fines de semana concentran la mayor intensidad. Hay, además, un flujo de reservas de última hora. Principalmente en fechas menos señaladas. En los días clave, la planificación sigue siendo anticipada.
El factor que marca la agenda es el aumento de costes. Principalmente el laboral. Suben salarios, suben cargas sociales y crecen las ausencias por bajas. Esto encarece plantillas y obliga a revisar precios. Restauración Mallorca apunta que “el incremento generalizado de costes ha trasladado presión al ticket medio”. Aun así, la demanda se mantiene estable. Los clientes salen, pero miran el precio. Controlan el gasto.
La gran transformación es el cambio de formato. Las comidas ganan terreno frente a las cenas. La tendencia responde a dos variables claras. Por un lado, conciliación: la gente prefiere horarios diurnos. Por otro, contención de costes: comer resulta más económico que cenar. Los programas de empresa y los encuentros entre amigos se adaptan. Los restaurantes reconfiguran menús y franjas horarias.
Otro fenómeno relevante es la decisión empresarial sobre la temporada de invierno. Muchos establecimientos optan por cerrar durante las fechas festivas o suspender actividad en enero y febrero. La lógica es económica. Si la previsión de facturación no cubre los costes —sobre todo de personal—, la alternativa es parar. Esta estrategia reduce pérdidas, pero limita la oferta y concentra la demanda en locales que sí abren.
El impacto para el empleo es doble. A corto plazo, se necesita plantilla experta para las jornadas intensas de diciembre. A medio plazo, la decisión de cerrar generan contratos discontinuos y precariedad estacional. La patronal reclama medidas específicas. Pide incentivos que alivien la carga salarial y programas que fomenten la continuidad del empleo en el sector.
Para los consumidores, la recomendación es sencilla. Reservar con antelación en días clave. Aprovechar menús de mediodía y comparar ofertas. Para los empresarios, la receta exige prudencia y flexibilidad. Ajustar horarios. Optimizar plantillas. Promover menús con margen y menor desperdicio. Digitalizar reservas y comandas. Controlar el coste de materias primas y revisar acuerdos con proveedores.
Mallorca afronta una Navidad de equilibrio. Por un lado, la demanda resiste. Por otro, la presión de los costes obliga a tomar decisiones difíciles. El resultado marcará el pulso del sector durante todo el invierno. Si no cambian las condiciones —salarios, cargas y estabilidad laboral—, la restauración podría cerrar filas y reducir la oferta en temporada baja. Y eso, para una isla que vive del turismo y la hostelería, no es una buena noticia.
