El análisis demuestra que los grandes arenales calvianers quedaron libres de masificación el pasado verano.
El verano de 2025 deja un dato que desafía relatos y percepciones: ninguna de las playas de Calvià alcanzó el cincuenta por ciento de ocupación, ni siquiera en los días de máxima afluencia. Un análisis técnico que revela un municipio capaz de ofrecer una experiencia tranquila, cómoda y sin aglomeraciones, incluso en pleno agosto.
Ocupaciones lejos de la masificación
El estudio realizado en el marco del proyecto Destino Turístico Inteligente confirma lo que muchos bañistas ya intuían. Las principales playas del municipio mostraron niveles de ocupación sorprendentemente moderados. Ni Son Maties, que rozó el registro más alto con un cuarenta y nueve coma ochenta por ciento el 24 de agosto, llegó a la mitad de su capacidad total. Ni Santa Ponça, con un veinticuatro coma doce por ciento en su pico, ni Magaluf, con un veintisiete coma cincuenta y ocho por ciento, se acercaron a cifras de saturación.
Los datos proceden de un sistema de conteo preciso que suma presencia en agua y arena para calcular el uso real del espacio. Así, más allá del porcentaje, también se analizaron cifras absolutas. Magaluf, la playa con mayor capacidad —hasta tres mil trescientas personas— alcanzó su máximo el 30 de julio con novecientos diez usuarios. Un volumen considerable, pero muy lejos del aforo pleno.
Agosto, picos moderados y playas cómodas
El análisis marca un patrón claro: las fechas de máxima afluencia se concentraron entre finales de julio y el mes de agosto. Incluso así, los grandes arenales de Calvià siguieron ofreciendo amplitud y confort. Na Nadala alcanzó ochocientas treinta y siete personas el 17 de agosto. Son Maties, setecientas cincuenta y siete el mismo día en que registró su mayor porcentaje.
La temporada de playas se prolongó por primera vez hasta el 30 de noviembre. Un gesto que ha permitido aprovechar al máximo el litoral en una etapa del año de temperaturas aún suaves y con una afluencia más repartida.
Tecnología al servicio del turismo
El proyecto DTI incorpora monitorización en tiempo real y una gestión basada en datos para analizar el comportamiento del visitante. Un sistema que observa flujos de personas, vehículos, calidad del agua y tendencia de uso. Todo ello con un presupuesto total de cuatro millones de euros, financiado en un sesenta por ciento por fondos Next Generation y en un cuarenta por ciento por recursos municipales.
El objetivo es claro: disponer de información estratégica que permita anticipar cambios, planificar servicios y garantizar experiencias turísticas de calidad sin depender de percepciones subjetivas.
Temporada amplia y playas certificadas
El municipio activó el servicio en sus principales playas —Santa Ponça, Torà, Palmira y las tres de Palmanova— desde el 15 de marzo hasta el 30 de noviembre. Durante la temporada, se revalidaron quince Banderas Q de Calidad Turística. Un logro que sitúa a Calvià como el municipio líder en Baleares y el tercero de España con más distintivos.
Además, esta campaña introdujo novedades centradas en la sostenibilidad y el confort: más accesos adaptados, lavapiés de agua salada para reducir el gasto de potable, ampliación de zonas balizadas para bañistas hasta doscientos metros y retirada de actividades de motor en todas las playas salvo Magaluf.
Los concesionarios mantienen certificaciones como ISO 9001, ISO 14001, ISO 45001, UNE 17001 e incluso sellos de restauración sostenible, garantizando estándares de gestión y calidad en todos los servicios.











