La escasez de pisos en el mercado hace que los anuncios duren muy poco. En Baleares se registran 37 contactos por cada vivienda.
La tensión en el mercado del alquiler en Baleares ha alcanzado niveles críticos. En el segundo trimestre de 2025, cada anuncio de vivienda en alquiler en las islas publicado en Idealista recibió, de media, 37 contactos antes de desaparecer del portal, una cifra que evidencia la enorme presión de demanda y la falta de oferta, según revela un estudio elaborado por idealista/data.
Palma se sitúa como la segunda capital española con más competencia por alquilar una vivienda, solo superada por Barcelona. En la capital balear, 64 familias pujan de media por cada anuncio, muy por encima de ciudades como Madrid (44) o Bilbao (41). A nivel provincial, la situación es similar, con Baleares en el grupo de territorios donde más difícil es acceder a un alquiler asequible y disponible.
“La competencia entre familias para acceder a una vivienda se sitúa en un nivel de emergencia, especialmente en los grandes mercados”, alerta Francisco Iñareta, portavoz de Idealista. Según explica, las últimas medidas regulatorias han generado inseguridad entre los propietarios, lo que ha provocado que muchos retiren sus pisos del mercado. Como resultado, la oferta se reduce y la demanda se dispara, creando un embudo en el que solo los perfiles más solventes logran alquilar.
Este fenómeno también agrava la exclusión residencial, dejando fuera del mercado a familias con menos recursos, aunque necesiten con urgencia una vivienda. Los propietarios pueden permitirse seleccionar inquilinos con mayor estabilidad laboral, ingresos superiores y sin cargas, lo que deja sin opciones a sectores vulnerables como jóvenes, familias monomarentales o migrantes.
Desde Idealista señalan que la situación no mejorará si no se fomenta la seguridad jurídica para los arrendadores y se impulsa una oferta real de vivienda pública y asequible. Además, urgen a una planificación territorial que tenga en cuenta la singularidad de mercados tensionados como el de Baleares, donde el acceso a la vivienda se ha convertido en una auténtica carrera de obstáculos para miles de residentes.










