El objetivo es doble: proteger la salud y la seguridad de las personas, y garantizar la conservación de la cabra salvaje mallorquina.
El Consell de Mallorca ha dado un paso decisivo para frenar la proliferación de cabras salvajes en zonas turísticas y rurales de la isla. Ha prohibido alimentar o atraer con comida a estos animales en espacios públicos, una práctica cada vez más común que estaba poniendo en riesgo la seguridad, la convivencia y el equilibrio ecológico del entorno natural.
La imagen idílica de turistas ofreciendo pan o fruta a las cabras en miradores y calas de Mallorca llega a su fin. El Departamento de Medio Ambiente, Medio Rural y Deportes del Consell de Mallorca ha aprobado una resolución que prohíbe de forma expresa alimentar artificialmente o atraer con comida a las cabras salvajes y asilvestradas en lugares concurridos por el público.
El objetivo es doble: proteger la salud y la seguridad de las personas, y garantizar la conservación de la cabra salvaje mallorquina, una especie que forma parte del patrimonio natural de la isla. La medida responde a un problema creciente: el aumento de ejemplares que descienden de las zonas montañosas en busca de alimento, especialmente durante los meses de verano, acercándose a urbanizaciones, jardines y zonas turísticas.

Una medida preventiva y necesaria
El consejero de Medio Ambiente, Pedro Bestard, explicó durante la colocación del primer cartel informativo que la iniciativa busca “evitar comportamientos que, aunque parten de una buena intención, pueden provocar riesgos para las personas o efectos negativos para el propio animal”. Según Bestard, alimentar a las cabras “altera su comportamiento natural, genera dependencia, favorece la concentración anómala de ejemplares y puede causar episodios de agresividad”.
La resolución, publicada este martes en el Boletín Oficial de las Islas Baleares, incluye un modelo oficial de señalización con el mensaje trilingüe «Prohibit alimentar les cabres / Prohibido alimentar a las cabras / Do not feed the goats». Estas señales estarán disponibles para propietarios, arrendadores y responsables de establecimientos que deseen instalarlas en puntos críticos.
Zonas afectadas y sanciones
El Consell recomienda colocar los carteles en lugares de alta afluencia de visitantes, como miradores, aparcamientos o puntos turísticos. Además, recuerda que incumplir la prohibición puede derivar en sanciones económicas, conforme a la Ley balear de caza y pesca fluvial.
Quedan exentos de la norma los titulares y gestores de cotos que actúan bajo las regulaciones cinegéticas autorizadas. De esta forma, la medida no pretende interferir con las actividades de gestión cinegética profesional, sino frenar el contacto irresponsable entre animales salvajes y visitantes.
Un compromiso compartido con la conservació
Durante la presentación, Bestard estuvo acompañado por el presidente de la Fundación Rotger Villalonga, Pere Antoni Borràs; el gerente de la entidad, Joan Comas; los gestores de caza del coto de Cala Murta, Gabriel Santacreu y Gabriel Canaves; y el jefe del servicio de Caza del Consell, el doctor Bartomeu Seguí.
La Fundación Rotger Villalonga, propietaria de la finca de Cala Murta, colabora con el Consell en la preservación del entorno y la gestión responsable de la fauna. Su implicación refuerza el mensaje de que la protección ambiental es una tarea compartida entre administraciones, gestores y ciudadanía.










