Deporte, humor y pasión en el encuentro más original del año en Son Moix.
El deporte mallorquín vivió una tarde inolvidable en Son Moix. Más de un millar de aficionados disfrutaron de ‘La Batalla dels Gegants‘, el evento que unió a los jugadores del RCD Mallorca y del Fibwi Mallorca Bàsquet Palma en una jornada llena de risas, goles, canastas y compañerismo.
La cita, impulsada por el IME–Ajuntament de Palma junto al RCD Mallorca y el Fibwi Mallorca Bàsquet Palma, nació con un propósito claro: celebrar el deporte y el buen humor. Y lo consiguió. Jugadores, entrenadores y aficionados convirtieron Son Moix en un escenario de espectáculo y diversión, donde el espíritu competitivo dejó paso al compañerismo y las sonrisas.

El balón rodó primero sobre el césped —o mejor dicho, sobre el parqué— con el equipo de Pablo Cano tomando la iniciativa. Esta vez, los jugadores del Fibwi Mallorca cambiaron el balón de baloncesto por el esférico. Jon Ander Aramburu se enfundó los guantes bajo los palos, mientras Patrick Spencer, Lucas Capalbo, Óscar Siquier, Osvaldas Matulionis, Jorge Martínez y Brian Vázquez demostraban que el talento también se adapta a otros deportes.
Durante unos minutos, el RCD Mallorca impuso su experiencia con el balón en los pies. Los bermellones marcaron el ritmo y mostraron su precisión, aunque el entrenador del Fibwi, Pablo Cano, se permitió incluso debutar como portero.
Entre risas, tiros y grandes gestos de deportividad
El ambiente fue una auténtica fiesta. En el descanso, los jugadores lanzaron balones al público y los speakers Dani Segura y Jaume Colombàs protagonizaron un divertido duelo de tiros a canasta. Los capitanes, Jorge Martínez y Abdón Prats, intercambiaron camisetas en un gesto simbólico que reflejó la unión entre ambos clubes.

Y cuando llegó el turno del baloncesto, el dominio cambió de bando. El equipo de Pablo Cano no dio opción al conjunto bermellón, aunque los futbolistas demostraron que también tienen puntería desde la línea de tres puntos. Mateo Joseph, Martin Valjent y Samu Costa fueron los grandes protagonistas, con el portugués desatando la euforia en Son Moix tras anotar dos triples consecutivos. El último, sobre la bocina, levantó a todo el pabellón.
Un cierre de altura y una promesa compartida
La jornada concluyó con una gran foto de familia y un largo rato de charla entre los jugadores de ambos equipos. La Batalla dels Gegants no solo fue un espectáculo deportivo, sino una muestra de unidad entre dos de las entidades más queridas de la isla.
El éxito del evento deja la puerta abierta a futuras ediciones y consolida esta cita como un nuevo clásico en el calendario deportivo mallorquín. Una tarde en la que ganaron todos: el deporte, la afición y el espíritu de equipo que une a Mallorca.










