El programa ‘Sa Bona Cuina de Paquita Tomás’ se estrenó en IB3 Televisió en septiembre de 2005 y se mantuvo en antena hasta junio de 2011.
Hace dos décadas vio la luz en IB3 el mítico programa ‘Sa Bona Cuina de Paquita Tomás’. Fue una de las grandes apuestas de la cadena en sus inicios y se convirtió rápidamente en todo en referente con cifras de audiencias estratosféricas. Veinte años después, sigue siendo todo el referente en los formatos gastronómicos.
Paquita Tomàs aceptó el reto de ponerse al frente de un formato ameno y cercano en el arranque de la televisión autonómica de Baleares. Lo hizo tras su exitoso paso por el concurso de Antena 3 ‘Un menú de siete estrellas’, que conducía Agustín Bravo y en el que se proclamó campeona.
El espacio se estrenó el 5 de septiembre de 2005 y estuvo en antena hasta el 22 de junio de 2011 siendo, habitualmente, el programa más visto de la cadena con cifras superiores al 20 por ciento de cuota de pantalla.
Con ‘Sa Bona Cuina de Paquita Tomás‘ se consiguió todo un fenómeno televisivo gracias a la cercanía de su conductora y alma mater. Paquita Tomàs se metió a la audiencia en el bolsillo con su forma directa y cotidiana de entender la cocina y la televisión.

COCINA CON ACENTO PROPIO
El programa, que nació con la vocación de acercar la gastronomía tradicional mallorquina a las nuevas generaciones, se convirtió rápidamente en un fenómeno social. Desde su modesto plató en Nova Televisió, Paquita Tomàs rescató platos de toda la vida —sopes mallorquines, frits, cocas, tumbets, arròs brut— con una naturalidad y una calidez que conquistaron a la audiencia.
Cada receta era también una clase de historia y costumbres, explicada con ese tono familiar que convertía la pantalla en una cocina compartida.
Con su delantal y su inseparable cuaderno de recetas, Paquita enseñaba a cocinar como antes, pero también a recordar: que detrás de cada plato hay una abuela, un domingo, una historia o una estación del año.
UN FENÓMENO TELEVISIVO LOCAL
Durante años, su franja horaria fue sinónimo de audiencias fieles y comentarios en la calle: el público no solo veía el programa, lo seguía, lo cocinaba, lo comentaba y lo compartía. Las recetas eran apuntadas a mano, repetidas en casa y guardadas como pequeños tesoros.












